martes, 23 de junio de 2009

Cuando desperté, el yeso todavía estaba allí.

Resulta que me rompí el pie. Probablemente en el peor momento y lugar para que pasara, pero nada que hacer. Lo único que queda es decidir como quiero vivir esto. Me gusta pensar que soy capaz de tomarme las cosas con humor y no darme demasiada importancia; que en el fondo me voy a reir y va a ser una gran aventura :"cuando me rompí el pie en la India..."


Estoy viviendo un proceso de reajustar mis expectativas y saber medirme. Estas 3 semanas me voy a tener que tomar las cosas con calma y tener paciencia. Probablemente escriba más, lo que no está mal...

A mi que me cuesta trabajo pedir ayuda, ahora no tengo de otra más que aceptarla y saber pedirla. Aquí se acaban mis pretensiones de que soy super fuerte y puedo todo sola (sindrome popeyita podriamos llamarle). Y siempre hay cosas que sorprenden, que no son lo que creemos que necesitamos pero que pueden servir más.

Por ejemplo en la estación de trenes para regresar a Hyderabad tuve que ir al baño. Estaba viajando con Mike que trabaja en la oficina y se ha portado increíble para ayudarme. Solo que en el baño no me puede ayudar. Había una chavita en el baño que se impresionó al verme con las muletas y aun sin que hablaramos el mismo idioma estaba al pendiente de mi. Es realmente complicado tratar de ir al baño en una letrina sin taza estando parada en un pie. Tengo que usar todas mis fuerzas para mantenerme en equilibrio y no hacer un cochinero. Terminé exhausta. Salí y la niña me ofreció su jabón para que me lavara las manos, y al ver que trataba de rehacerme la cola de caballo tomó su cepillo y me peinó. Lo único que podía ofrecerme era eso, su pañuelo para limpiarme el sudor de la cara y su cepillo. Medía al menos 30 cms menos que yo. Me conmovió mucho.

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