lunes, 18 de mayo de 2009

A Mario Benedetti

Cuando lei que había muerto Mario Benedetti me dio tristeza, saber de su larga enfermedad y la pérdida de un gran poeta.

Pero en realidad no tenía muy presentes muchos de sus poemas, fuera del ya clásico (y trillado?) Táctica y estrategia. Que no por eso no me trae recuerdos. En mi cuaderno que forre con listones en aquellos dias en que me dedicaba a hacer manualidades varias y donde escribía poemas que me gustaban y que en el fondo esperaba que algún día me dedicaran. Algunos muy buenos, como éste, otros no tanto, como algunos de Gustavo Adolfo Bécquer (cursi, cursi, cursi).

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Que es poesía?, Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

Otro recuerdo que de inmediato tuve fue el verano que cumpli 18 años que pase en España. El único libro que tenía eran los cuentos completos de Benedetti. Mi favorito sigue siendo "Los pocillos". Es genial.

Pero poco a poco van a apareciendo más recuerdos que tienen que ver con Benedetti, y recordarlo es ir recorriendo una parte de mi vida en la que tal vez era mucho más inocente, pero en la que en el fondo esperaba lo que hoy cuando me llega la soledad.

No te salves, que me mando E en la época en que me quería y yo huía de todos. Y hoy que ya no me quiere más a veces pienso que tal vez sí me llené de calma y busqué un lugar tranquilo en el mundo y dejé caer mis párpados pesados como juicios y por mucho tiempo me quedé inmóvil al borde del camino. Y que por eso no se quedó conmigo.

El lado oscuro del corazón que por extrañas razones nunca vi con P por más que la llevó a mi casa. Y ahora viendo fragmentos no puedo evitar recordarlo y estar de acuerdo en que es buena pero predecible y un poco cursi.

Por orden cronológico creo que sería el primero, Que no sepan volar que J me recitó en una exposición. Nunca supe que era de Benedetti, pero siempre me gustó. Eso fue cuando pretendía que J y yo eramos amigos, antes de que nos rompieramos un poco el corazón a destiempo.

Y entonces se mezclan esas tristezas y melancolías viejas con la muerte de Benedetti y todo queda en una poesía y unas leves ganas de llorar.

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